No obstante hoy por hoy me doy cuenta que no es cierto, que hasta eso cambia por más que trates de atrasarlo.
Siempre creí que era diferente, que por fin estaba rompiendo con los esquemas de mi familia y por ello podría librarme algún día de su yugo cotidiano. Creo que no pude haber sido más ciega, más estúpida al respecto.
Siempre santifiqué su regla de «te queremos callada, camina, saluda, cae bien y sé la muñequita maleable que queremos que seas.», siempre sonreí y pregunté en qué bandeja querían las cosas.
Dicen que el duelo tiene 5 etapas: Negación. Ira. Negociación. Dolor. Aceptación.
En mi casa siempre hemos vivido en un duelo, cada uno de nosotros vivimos en un duelo, pero ninguno tiene la misma etapa y más aún puedo aseverar que ninguno de nosotros nunca a llegado a la aceptación. Lo cierto es que yo por fin pasé la etapa de la negación y por el momento vivo en tre la ira y la negociación. No sé cómo llegué a ese punto intermedio pero estoy ahí y no sé cuál es la que domina a cuál.
Vivo el día al día pensando en cómo me vestiré o cómo actuaré en determinado día para que así no me digan «pero te podrías vestir mejor», «es que tú nunca lo haces», «si fueras más ….»; siempre estoy al pendiente de muchas cosas para que así yo sea la que saque de apuros a los demás pero quién es quien está al pendiente mío y me saca de apuros a mí?
Cansada, cansada, CANSADA…